Mesoamérica
Mesoamérica es el área cultural más estudiada de la época prehispánica. Fue Paul Kirchhoff quien estableció en 1943 en el artículo "Mesoamérica, sus límites geográficos, composición étnica y características culturales" sus fronteras geográficas y culturales.
Su límite norte comienza con el Río Sinaloa, en Sinaloa, bajando hasta la Cuenca Lerma como en forma de U, y va subiendo nuevamente hasta llegar al Río Soto La Marina, en Tamaulipas. El límite sur va desde el Río Ulua en Belice, cruzando por los ríos de Nicaragua hasta la península de Nicoya, en Punta Arenas.
El paisaje y el clima de Mesoamérica es muy diverso: se conforma por cadenas montañosas y altiplanos en el centro y el norte con clima templado y cálido-húmedo, mientras que en la península yucateca predominan las planicies calcáreas con selvas bajas y el clima caluroso. Aunque predomina el clima tropical, esta área cultural tiene grandes contrastes medioambientales que se reflejaron en el desarrollo cultural de sus pueblos.
Mesoamérica se divide a su vez en (sub)áreas culturales. Éstas se basan en características culturales y geográficas: en cada una de estas áreas se desarrollaron sociedades con características compartidas como la lengua, rasgos étnicos, costumbres, prácticas religiosas, formas de gobierno, etc
Secuencia de la evolución de la mazorca de maíz desde el 5.000 a.C. hasta 1500 d.C.
Los antecedentes del área cultural mesoamericano se sitúan aproximadamente hace 9000 años (7000 a.C.), cuando los pobladores del centro y sur empezaron a desarrollar cultivos y domesticaron el maíz, la calabaza, el chile y el frijol, los productos agrícolas que se convertirían en la base de la alimentación de los pueblos de esta región.
El proceso de intensificación agrícola permitió generar excedentes alimenticios a las civilizaciones mesoamericanas que no sólo los protegió de catástrofes contra la sequía, además permitió adoptar una vida sedentaria, que es uno de los rasgos fundamentales de Mesoamérica. El sedentarismo ofrecía ventajas específicas: redujo el gasto de energía en la búsqueda de comida típico del nomadismo, y posibilitó la acumulación de bienes materiales difíciles de transportar. En menor medida los pueblos de Mesoamérica domesticaron a los animales: destacan el guajolote y el perro, mientras que el conejo y el venado se siguieron cazando hasta los tiempos hispánicos.
Con el paso del tiempo los primeros asentamientos fijos se convirtieron en estructuras más complejas y esto condujo a su vez a la especialización, la división social con campesinos, sacerdotes, guerreros, artesanos, comerciantes, guerreros, artesanos y linajes de nobles y el surgimiento de ciudades-estado. Dentro de Mesoamérica se desarrollaron en diferentes momentos civilizaciones como la olmeca, la teotihuacana, la maya y la mexica. De acuerdo con el especialista Miguel León-Portilla en las civilizaciones "hay vida urbana, ciudades y formas más complejas de organización social, política, económica y religiosa, especialización en el trabajo y creaciones tal como precisos cómputos del tiempo, escritura, centros educativos y producción artística."
Es importante señalar que a diferencia de la civilización egipcia o china, los pueblos nunca formaron una unidad política y sus fronteras geográficas correspondieron a la esfera cultural de las civilizaciones mesoamericanas, asimismo, esta área tampoco coincide con los límites de los estados-naciones modernos.
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